”Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.“
Eclesiastés 10:1
Palabras de aquél que cuando Dios le dijo que pidiera lo que quisiera al subir al trono de Israel, pidió y le fue dada, sabiduría.
Palabras del hombre que habiendo recibido sabiduría de Dios, cayó en el error de contaminarse con el hedor de las “moscas muertas”, personas de mala influencia, que le hicieron perder el “perfume” que Dios había puesto en él.
Palabras de quien, al final de sus días, examina su vida y se da cuenta de sus errores y trata de rectificar, y deja por escrito su experiencia, al volver a llenarse del aroma de la sabiduría de Dios en él.
Así, vemos la importancia de guardar el testimonio de nuestra fe en Dios, de nuestro servicio al Señor y de nuestro amor por Su obra y por Su creación.
Trabajar para tener siempre un olor grato para Dios, es lo que se espera de un cristiano.