»Entonces le dijo su mujer: —¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Él le dijo: —Hablas como una de tantas insensatas. ¿Acaso solo vamos a recibir de Dios las bendiciones, y no las calamidades? A pesar de lo ocurrido, Job no pecó con sus labios.«
Job 2:9-10
Además de haber perdido sus posesiones y a sus hijos, Job pierde ahora su salud. Todo por mano de Satanás con el permiso de Dios, para probar su fe e integridad.
¿Qué le queda a una persona cuando pierde todo, incluso la salud? Solo su fe y su integridad.
Ser una persona íntegra es una de las cosas más impactantes para los demás. Todos tenemos fe en algo o alguien; los cristianos tenemos fe en Dios. Pero no todas las personas son íntegras, y no todas lo son hasta las últimas consecuencias.
Al contrario, lo que vemos cada día más, son personas que se corrompen, que venden su alma a cambio de obtener poder, dinero deshonesto o privilegios, no importándoles perder su integridad.
Job nos presenta una forma de ser diferente: ¡Integridad ante toda adversidad!
Una buena meta para un nuevo año.