»¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios.«
Salmos 81:13-14
La voz del profeta enfría el entusiasmo de la gente al confrontar con su realidad moral, espiritual y existencial. Se revela de esta forma la falsedad radical de tanta celebración vacía de valores éticos, desprovista de principios morales, ajena de implicaciones espirituales.
El Dios del pacto está muy cercano al pueblo y demanda obediencia para manifestar su misericordia y amor.
Este salmo lo escribe Asaf hace mucho tiempo, pero es asombrosa su aplicación hoy.
El 7 de octubre en Israel celebraban una fiesta y fueron atacados por los terroristas con resultado de muchos muertos.
Hace unos días celebramos la Navidad, y al observar cómo se comportan las personas no creyentes y algunos cristianos, vemos la actualidad de este salmo.
Es claro lo que dice: ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo…!
Nos conviene poner mucha atención a lo que dice el Señor a través de su Palabra.
Él sigue hablando hoy a nuestras vidas y quiere seguir siendo nuestro refugio.