Éxodo 32:24
”Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.“
Esta fue la escena: Moisés había subido al monte para recibir instrucciones del Señor; como tardaba muchos días, el pueblo se inquieta y le pide Aarón que les haga “dioses que los guíen”. Aarón les pide el oro que habían obtenido de los egipcios al salir de la esclavitud, y lo funde y talla la imagen de un becerro, al que el pueblo comienza a adorar, y hacen una fiesta.
Así de ignorantes pueden llegar a ser los pueblos que creen en Dios cuando se impacientan y quieren vivir por vista y no por fe.
Mientras Moisés estaba en la presencia de Dios viendo como el Señor escribía con su dedo los diez mandamientos en unas tablas de piedra, sucedió todo eso.
Podemos aprender de este error, que no hay nada que pueda sustituir al Dios verdadero, que debemos tener paciencia para esperar su respuesta, dejarnos guiar por Él y esperar su manifestación cuando Él lo considere hacer, y que tenemos que aprender a vivir por fe cada minuto de nuestra vida y no por vista.