Isaías 5:4
“¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?”
En los versículos 3 al 6, el profeta habla las palabras del Señor dirigidas a Israel. Les pide que juzguen la situación. Tenían que decirle por qué la viña (el pueblo) daba uvas silvestres (malas) y si era culpa del dueño (Dios) o no. Porque Dios había hecho todo lo necesario para que la viña fuera productiva; solo le quedaba dejar que otros la destruyeran. Quitando el vallado de protección que la rodeaba, la dejaba expuesta a los animales, entre ellos las zorras (Cantares 2:15). Incluso no enviaría lluvia para regarla.
¿Por qué dice esto el Señor a su pueblo (viña)? Porque habiéndole dado todo lo que necesitaban para dar buen fruto y dar a conocer el nombre de Dios a las naciones, se corrompieron al punto de tener que ser llevados en cautiverio.
Los cristianos debemos cuidar con mimo todo lo que Dios nos da, y ponerlo a trabajar para que dé fruto a 30, a 60 y a 100 por uno.
Es lo que Dios espera de nosotros.