»Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.«
Job 19:25-27
A Job se le conoce como el santo de la paciencia, mostrada ante la dramática situación a la que fue llevado por Satanás, perdiendo todo, incluso la salud.
Pero en el diálogo con sus amigos en el que casi le culpan de todo, se percibe claramente por la confesión de su boca, una fe inquebrantable en el Señor, al decir que él sabe que Dios, su Redentor, vive y que sus ojos le verán.
Podemos tener la misma fe y aún mayor que Job, sin necesidad de estar en la misma situación, o aún pasando por tribulaciones semejantes porque sabemos, hemos visto, sentido y experimentado que…
¡Nuestro Redentor VIVE!