»Por tanto, varones de inteligencia, oídme: Lejos esté de Dios la impiedad, Y del Omnipotente la iniquidad. Porque él pagará al hombre según su obra, Y le retribuirá conforme a su camino.«
Job 34:10-11
¿Quién es Dios para nosotros?
Estas palabras de Eliú, dirigidas a Job y a sus amigos, tratan de justificar a Dios, como si Él necesitara ser justificado ante los hombres, cuando es todo lo contrario; el hombre necesita ser justificado ante Dios. Pero ¿cómo lo hará? ¿cómo se justificará el hombre pecador ante un Dios santo?
El hombre no puede justificarse a sí mismo. En el día del juicio ante Dios, lo único que puede justificar al hombre es la fe en el Hijo de Dios, en el Señor Jesucristo.
Cuando Dios vio que el hombre pecó desobedeciendo su mandato, proveyó la solución (Gén. 3:15) para volver a tener comunión con Él.
Jesús es nuestra justificación, el pagó el precio de nuestra libertad y nos redimió.
¡Este es nuestro Dios! ¡Gracias, Señor!
Ahora nos corresponde contarlo a otros.