Levítico 15:25
“Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda como en los días de su costumbre.”
El Señor está hablando a Moisés acerca de las impurezas físicas del hombre, cuando tuviere flujo de semen (v.2-18), y de la mujer, cuando tuviere flujo de sangre (v.19-33).
En ambos casos deberían purificarse lavándose con agua y esperando un tiempo determinado hasta estar limpios.
Es lo mismo que estar en prisión sin haber cometido ningún delito; es decir, injustamente.
Como, por ejemplo, José en Egipto, o Pedro o Pablo y Silas, por haber predicado el evangelio.
Hoy también sucede en muchos países a los cristianos, son encarcelados por no renunciar a su fe en Dios.
Pero hay otro tipo de prisiones que tienen retenidas a muchas personas, a las que todo les va bien en apariencia, pero no son libres.
Una de esas prisiones es el pecado; otra es la soledad…
¿Cuál es tu prisión?
Solo Cristo puede dar verdadera libertad.