»¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.«
Salmos 73:25
Este salmo de Asaf habla del destino de los malos, aquellos que no han creído en Dios o le han rechazado. Un ejemplo de esto está en los versículos 15 al 20.
En la reflexión que presenta, el salmista llega a la conclusión de que en el cielo, en el ámbito espiritual, solo tenemos a Dios, y es así porqué Él es suficiente; como dice la canción: “Jesucristo basta”.
Pero además de eso, en la vida terrenal el creyente no desea nada que esté fuera del Señor. No anhelamos poder ni riquezas, no buscamos puestos ni influencia, sino que la relevancia que perseguimos es la de ser buenos siervos de Dios en todo lo que hagamos.
En lo que dependa de nosotros, estemos en paz con todos y hagamos todo como si lo hiciéramos para Dios. Haciendo así, nuestro galardón será grande y haremos que el Señor se agrade de cada uno de sus hijos.
¿A quién iremos? Solo tú tienes palabra de vida eterna.