»Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.«
Salmos 80: 3, 7 y 19
Tres veces aparece esta frase en el salmo. Parece una oración colectiva en la que alguien lee una parte y el resto responde con estas palabras.
La frase es un clamor al Dios todopoderoso, quien comanda los ejércitos celestiales, pidiendo restauración.
Habiendo terminado un año, nos adentramos ya en otro nuevo en el que la mayoría de personas hacen nuevos proyectos de cambio, pero ningún intento de cambio perdura o se logra si no es con la ayuda, el ánimo y la energía que nos provee una relación íntima con Dios.
Por eso el salmista propone al Señor una restauración. Siendo restaurar, arreglar algo que está dañado o en mal estado, como puede ser nuestra fe o nuestro modo de vivir la fe.
Propongamos a Dios que nos restaure y haga resplandecer su rostro sobre nosotros, y afirme en nuestros corazones que realmente somos salvos por medio de Jesucristo.