»Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.«
Salmos 84:10
Un día ante Dios es mejor que mil lejos de la presencia divina; y esa distancia se describe en el poema como “moradas de maldad”.
La referencia a los “mil” revela lo completo y absoluto de la imagen: ¡Basta solo un instante ante la presencia divina para disfrutar de manera plena y grata del poder que protege, redime y transforma!
Dios, como es sol y escudo (v.11) tiene la capacidad de proveer a la gente íntegra de gracia y gloria, que son expresiones hebreas que subrayan el tema de la misericordia, el amor y la bondad divina.
¡El Dios bíblico ilumina el camino de la gente fiel y cubre de protección a su pueblo!
Termina el salmo con una muy importante afirmación teológica y ética: Fundamentado en esas condiciones y valores, la persona que confía en Dios es bienaventurada, que significa que es feliz y dichosa.
Nuestro anhelo es estar, aunque solo sea un día, en su presencia. Pero tenemos promesa de eternidad.