»Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.«
Salmos 90:12
Este salmo, que describe la eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre, termina con este versículo y otros más, intentando responder a las dificultades y complicaciones de la existencia humana.
Para el salmista hay que analizar la vida con prudencia y sobriedad, es decir, hay que contar los días para descubrir su significado, o sea, traer al corazón sabiduría.
Termina con una serie de súplicas, que entiende fundamentales y necesarias. Reclama un corazón sabio o sensato, dado que la sabiduría no consiste en conocer muchas cosas sino interpretarlas de forma adecuada. Pide misericordia y súplica que le imparta alegría para compensar los días de aflicción; e implora que sus esfuerzos sean productivos y fecundos.
Pero afortunadamente la pequeñez del ser humano cambia en la cruz, donde el Señor nos brinda una nueva relación con Dios mediante la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.
Incluso la muerte, punto final de la fragilidad humana, es superada por la manifestación de amor de Dios en Cristo; ya no tiene poder sobre las personas que tenemos fe.
¿No es maravilloso?