»Cantad alegres al Señor, toda la tierra. Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos.«
Salmos 98:4
Finalizando nuestra segunda semana de ayuno y oración procede seguir las instrucciones de los salmos que nos invitan a alabar al Señor de múltiples maneras.
Hoy nos dice que cantemos con alegría al Señor, que lo haga toda la tierra.
Que levantemos la voz. Eso no significa que gritemos, más bien significa que no callemos, que proclamemos a tiempo y fuera de tiempo que Dios vive y reina por siempre, que Él es el Señor del universo y el Creador de todo lo visible y lo invisible.
Y que aplaudamos; igual que lo hacemos ante una manifestación artística, deportiva o cultural, pero con mucha más razón al tratarse de Aquel que nos ha dado la facultad de crear, de descubrir, de pensar y de tomar decisiones.
Y al cantar cantemos salmos. La música es maravillosa, pero lo es más aún la que da gloria al Dios que nos amó y nos ama.
¡Cantar alegres al Señor, habitantes de toda la tierra!